Ama De La Noche

febrero 26, 2009

ROMPIÉNDOME…LOS ESQUEMAS

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Dominacion, amor filial, hetero y sodomizacion,cuñada y cuñado.Su mayor pasion era pasar una noche desenfrenada con su cuñado…

«Hace meses que me ronda una idea por la cabeza, y es que no puedo olvidarme de aquellos labios carnosos, ¡umm!…unos labios que nunca te cansarías de morder.

Hacia meses con la idea en la cabeza, quería probar los labios de Luis, mi ex-cuñado. ¡Me producen mucho morbo, tan tiernos y a la vez tan sensuales! cuando lo veo no puedo evitar imaginar que me está montando mientras me dice al oído que le encanta cabalgar a yeguas como yo. Después llego a casi tan caliente que tengo que masturbarme para conseguir tranquilizarme; conformándome solamente con mis caricias y mi imaginación.

Sin embargo hoy lo he vuelto a ver. Es el cumpleaños de unos amigos y han montado una mega fiesta en un local enorme. Han montado un casino y todo el mundo ha tenido que venir muy elegante. He llegado tarde, me gusta que todos me repasen de arriba a abajo al entrar por la puerta.

Ya llevo un buen rato de fiesta, hace mucho calor, demasiado incluso. Voy al lavabo a refrescarme un poco la cara. Mientras me pinto los labios de nuevo me veo en el espejo con mi vestido negro de fiesta, luego, con un kilométrico escote en la espalda, y una raja en la pierna izquierda que llega tan arriba que deja ver la blonda de las medias cuando camino me siento o bailo.

Evidentemente sólo llevo debajo un minúsculo tanga negro que trasparenta mi coñito parcialmente depilado, con una tirita de pelo como las tías de los calendarios. ¡Ah! y unos zapatos negros de tacón alto muy elegantes. Soy una señorita muy elegante que lleva bailando toda la noche, y así seguiré hasta que el cuerpo no me aguante.

Creo que estoy muy atractiva. Esa seguridad me ha animado a no hacer un mogollón de tonterías con Luis. He cenado a su lado, y enseguida nos hemos puesto a charlar, y hemos ido bebiendo poco a poco pero en abundancia.

Cuando me he querido dar cuenta tenia las mejillas encendidas, y un desconcertante cosquilleo me recorría la espalda.

Después de cenar he buscado sentarme delante de él, cruzando pícaramente las piernas para que se me abriera el vestido enseñando mi pierna, tan solo cubierta hasta medio muslo. No ha podido evitar mirarme flipadisimo. Cuando me ha apetecido bailar, como a él no le gusta, me he dedicado a disfrutar y a lucirme bailando con todos sus amigos; al final, tras mucho insistir, he conseguido que bailara una lenta conmigo.

Y…¡cómo se me ha enganchado el muy cabrón! Me ha puesto las manos en la cintura ciñéndomela con fuerza, y con las puntas de los dedos me ha ido acariciando la espalda descubierta. Conforme avanzaba la canción me notaba sus manos en mi piel, hasta que al final me ha rodeado completamente con sus brazos cruzados introduciendo al mismo tiempo sus manos dentro del vestido… Entre las caricias de sus dedos y el contacto de su considerable paquete en mi entrepierna, he tenido que irme al lavabo a calmarme. Estaba tan mojada que me hubiera agachado allí mismo para llenarme la boca con aquella trepadísima polla.

Y ahora, en el lavabo, pienso que tal vez me estoy comportando como una calentorra. Sigo sin poder calmarme, aunque me he mojado la cara y la nuca un montón de veces con agua fría. Intento pintarme los labios sin mucho éxito de tanto como me tiembla el pulso.

Se acaba de abrir la puerta y oigo que me dicen: -no te pongas pintalabios que poco te va a durar… Es él quien entra y, corriendo el pestillo, se coloca detrás de mí.

-Nunca ninguna tía me havia estado calentando tan descaradamente, y nunca me había puesto tan cachondo como tú lo has hecho esta noche. ¡¡Te voy a follar aquí mismo putita!!

Me acaba de llamar putita y, sin tiempo para reaccionar, me empieza a besar el cuello mientras me baja los tirantes del vestido, dejando que mis tetas se reflejen en el espejo.

Veo como sus manos empiezan a magrearlos, como su lengua lame salvajemente mi cuello y como yo le cojo la cabeza con ambas manos. me oiga decirle que no puede ser, que

nos puede oír cualquiera, pero mientras hablo me doy cuenta que estoy muy cachonda, que sólo pienso en la dura polla que noto enganchada en mi culito….

Abandona mi cuello para besar y lamer mi espalda mientras me va bajando el vestido hasta dejarlo recogido en mi cintura. Sus manos se entretienen con mis pezones, da vueltas con los dedos alrededor para luego acariciarlos y pellizcarlos suavemente. Estoy tan extasiada que tardo en darme cuenta que está mordiéndome el cuello con tanta fuerza que noto como me clava los dientes.

-!Vigila, ve con cuidado!- consigo articular entre gemidos.

-!No estás en condiciones de pedir nada guarrona! Tu has echo lo que te ha dado la gana y me he empalmado tanto que ahora me duelen los huevos, voy a hacer contigo lo que quiera, ¡serás mi putita, Rut!- y dicho esto me coje con fuerza del pelo y me obliga a echar hacia atrás la cabeza para meterme un morreo de los que te llega hasta la garganta.

-Sólo quiero oír una palabra de tu boca- me dice mientras me sigue estirando la cabeza para atrás.

¡Dímela putita! -No sé…- le contesto, y el entonces me pega un nuevo estirón mientras me dice ? !ya lo sabrás no sufras!- y empieza a pasear sus labios por mi espalda, acariciándome con ellos y con la lengua. Al llegar a la cintura noto como se agacha y -¡zas!- baja de un solo golpe el vestido a mis pies…

Me hace temblar de la cabeza a los pies y gimo más fuerte todavía.

-!Pero que braguitas más monas que llevas, cachonda!- me dice, y se vuelve a levantar enganchando su cuerpo al mío- ¡ya sabes lo que tienes que decirme? -… no sé- vuelvo a decir y enseguida siento una bofetada en el culo que me hace gritar.

-¡Abre los ojos y mírame!- Obedezco para encontrarme en el espejo su mirada de machito descontrolado clavada en mis ojos.-¿Tienes algo que decirme?- y – ¡Plas!- de nuevo golpea mi culito, aunque esta vez no chillo, sino que me hace gemir de tan caliente como estoy. Siento como mi tanga está cada vez más empapado, y mientras tanto una lejana voz me pregunta una y otra vez lo mismo, pagando mi silencio con nuevos palmetazos que me hacen arder mi culo, que noto al rojo vivo.

No sé cuanto tiempo llevamos así. Las piernas me tiemblan tanto que creo que me derrumbaré cuando su mano izquierda empieza a acariciar mi depilado sexo.

-Podría haberme imaginado que irías depilada como las actrices porno, seguro que te mueres por que te follen tres tíos a la vez, ¿verdad? -Siiiiii!!- consigo contestar mientras vuelve a picarme en el culo y su mano roza mi coñito, haciendo que sienta mi clítoris a punto de estallar.

-Puedo pasarme así todo el rato que quiera, el mismo que tu me has tenido empalmado,¡calienta pollas!- y -¡plas!- mi culito es castigado de nuevo.

¿me dirás lo quiero oir pulí…

-!Fóllame por favor!- -No te oigo, ¡grita!.

-¡Que me folles de una puta vez cabrón!- le chillo.

-Muy bien putita, eso és lo que quería oir de tu boca- Y dicho esto vuelve a estirarme del pelo hacia atrás para hundir de nuevo su lengua en mi boca. La mueve tan lentamente que me está volviendo loca. Abandona el morreo para repetir el camino por mi espalda, llega a mi culo y empieza a amasarlo con las manos; lo aprieta mientras lo muerde suavemente, sin prisas. Cada vez noto sus dientes más abajo hasta que al final hunde la lengua en la raja de mi culo.

-Noto desde aquí tu coño de perra en celo, ¿tendré que probarlo, no?- Y mientras yo me derrito al imaginármelo comiéndomelo, él me aparta el tanga y chupa mis labios abriéndose paso hacia mi húmedo agujerito.

-Mmmm!-gimo y tiro el culo hacia atrás haciendo que su lengua penetre en mi vagina.

-¡Quieta putita que aquí el ritmo lo marco yo!- dice tras retirarse de mi sexo. Entonces empieza a bajarme el tanga mientras sus labios se pasean por las medias que cubre mis piernas. Es una nueva y deliciosa sensación que nunca havia sentido, pues los tíos te despelotan en un plisplas, sólo obsesionados en metertela o en que les comas la polla.

-Levanta el pie- me dice, mientras me coje por el tacón del zapato y me saca el vestido y el tanga.

-Ahora el otro- Y al obedecer dócilmente su orden apoyo el pubis en el lavabo y el frío contacto del mármol me hace tirar el culo hacia atrás de golpe -Tranquila, no te impacientes que ya

vuelvo- y siento seguidamente como su lengua me lame piernas arriba y en su mano derecha se desliza pierna arriba, hasta llegar a mi mojada entrepierna.-¿Aún estás mojada? -Si…, !mmmm!- contesto, y su mano empieza a frotar mis labios. Se levanta si parar de tocarme y me dice a la oreja- Siempre havia querido follar con una tía con clase, con una puta elegante, de las que te piden educadamente que las montes como un salvaje.

-¡Siiii!- acierto a decir mientras un dedo comienza a jugar en mi vagina.

Primero me mete lentamente para luego acelerar el ritmo, cada vez más rápido, mientras que con la otra mano empieza a frotarme suavemente el clítoris, haciéndome temblar de gusto.

-¿Tienes bastante con un dedo?…, ¿o quieres mas marcha?…

-Siii, más, quiero más…- le digo temblando. Retira rápidamente el dedo para de golpe clavarme dos, que entran sin dificultad en mi lubricadísima vagina. No puedo controlar mis cada vez más fuertes gemidos al notar que me acerco al orgasmo. -!Me corro!- chillo, y el rápidamente retira los dedos y deja de tocarme el clítoris.

-no, todavía no- me dice suavemente, y sus dedos empapados de mi flujo empiezan a deslizarse hacia mi culito, mientras con su otra mano vuelve a rozarme el clítoris haciendo que me estremezca enterita. Al llegar a la altura de mi ano empieza a jugar con su dedo dando vueltas alrededor de mi agujerito y me produce una excitación que pocas veces he experimentado.

Lentamente empieza a hundir el dedo en mi culo, que se abre mucho más fácilmente de lo que me había imaginado.

-¿Tendremos que preparar la puerta de atrás verdad?, ¿o tienes a mano condones? -nooooo… consigo decir cuando me introduce un segundo dedo.-¡mmmmmmm!-gimo al tiempo que meneo el culo para que me entren mejor.

-Tendré pues que estrenar tu culo, y veo que te gusta la idea….

¡El muy cabrón quiere encularme! pienso. Siempre he tenido fantasías en que me sodomizaban, pero nunca me he atrevido a pedírselo a ningún tío y tampoco me he metido nada. ¿me dolerá? El parece que ha notado mis dudas ?Tranquila Rut, una putita como tu ha de saber disfrutar de todo su cuerpo, !y yo te voy a enseñar!- y rápidamente empuja los dos dedos con fuerza haciéndome chillar de placer -¿Por donde quieres que te folle calentorra? -¡Por el culo- oigo alucinada mis palabras, -fóllame por el culo, pero suave, no me hagas daño por favor-. El saca de golpe los dedos y, estirándome del pelo con otra mano, acerca sus húmedos dedos a mis labios y me dice ? límpiamelos- y me los mete en la boca, y yo los chupo como si me hubiesen metido una polla. No me reconozco a mi misma, nunca un tío me había puesto tan caliente. ¿ De verdad le debo parecer una puta?. Su voz me devuelve al mundo.

-¡Agáchate y come zorrita!, chupámela bien para que pueda clavártela en tu culito virgen-. Entonces me gira de cara a él y poniendo las manos en mi cabeza me empuja hacia su abultado paquete. Mientras sigue cogiéndome la cabeza le desabrocho temblorosa el pantalón liberando su húmedo y empalmadísimo miembro.

-¡Mmmmm!- me encanta comer pollas, me encanta muchísimo chuparlas por todos lados y después írmelas tragando poco a poco hasta que rozo con mis labios los huevos y el pelo del pubis. Me pone muchísimo que se vacíen en mi boca, que me la llenen de leche; y, si me gusta mucho el tío, tragármela toda.

Me encuentro de nuevo ante mi pasión, pero al acercarme a chuparla un estirón el pelo me frena, y oigo la voz de Luis.

-¡De rodillas zorrona!, que se note quien manda aquí- Y yo me descubro arrodillándome servilmente y acercando mis labios a la lubricadísima punta.

-Así…, sin manos…, ¡ooooh!…, ¡no sabia que fueras tan puta!- me dice mientras noto el gusto de las gotitas que salen para lubricar. Le paso la lengua de la punta hasta el nacimiento, luego vuelta atrás, lentamente. Ara es el quien gime. Repito la operación infinidad de veces hasta que él, de tan caliente que lo he puesto, me coje fuerte por el pelo y obligándome a mirarlo me dice – ¡trágatela entera puta!, la necesito muy húmeda para estrenar tu culito sin hacerte daño.

-¡Mmmm!- noto como se me moja el coñito sólo de imaginármelo. Se coje la polla con una mano mie

ntras con la otra acerca mi cabeza, y cuando estoy a punto de tragármela me frena en seco.

-¿Tienes ganas de polla, verdad? -¡Siiiiiii! -¡Pues come putita!, ¡cómemela!- y por fin deja que me la meta en la boca.

-¡Mmmmm!- es de aquellas pollas no muy largas, pero si gorda. De las buenas para comer, pues me la puedo tragar entera sin problemas, mientras siento como llena toda mi boca. Él se deja hacer mientras gime de placer y me dice cuanto le gustaría llenarme la boca. Me estoy poniendo a cien y empiezo a masturbarme tocando suavemente mi excitadísimo clítoris. Luis está tan caliente que ni se da cuenta, y ya estoy otra vez a punto de correrme. De golpe me hace mirarle con toda la polla en la boca.

-Otro día será bonita, haces las mejores mamadas del mundo, pero tu culito virgen a de ser para mi; ya la probarás en otro momento. ¡Levántate y ponte de cara al espejo!, quiero que te veas todo el rato.

Obedezco y mi imagen reflejada, observo mis labios húmedos y mis pezones en punta, noto su pecho caliente en mi espalda y su polla presionando contra mi culo. Sin que me lo ordena separo las piernas y apoyo mis brazos en el lavabo ofreciéndole mi culo en pompa. Estoy tan caliente que ya no pienso en que me pueda hacer daño, quiero sentir como me la mete y me folla.

-¡Ya sabia yo que eras una guarrilla!, ¿qué quieres que haga con esto?- me susurra mientras pasea su polla entre el coño y el culito.

-¡Fóllame por favor!, ¡fóllame!….¡plas!- pica de nuevo en mi maltrecho culo -¡Eso ya pensaba hacerlo zorra!, quiero oir por donde quieres que te la clave -Por el culo…-digo con un hilo de voz.

-¡Plas!, ¡no te oigo!- y esta vez el cachete me ha hecho gritar.

-!Por el culo!- chillo- ¡métemela por el culo!- y me doy cuenta que esta haciendo conmigo lo que quiere, y eso me excita un mogollón, me gusta sentir que me domina.

Él se deja caer en mi espalda y acercándome su mano izquierda a la cara me dice -!abre lo ojos!-. Obedezco y veo como me introduce mi empapado tanga en la boca.

-Para que te acuerdes de lo puta que eres, y para que nadie te oiga cuando te reviente…- y mientras noto mi propio sabor en la boca, el me coje con una mano de la cadera y con la otra guía la polla hasta mi ano y empieza a presionar.

-¿Preparada par ofrecerme tu culito virginal?.

-¡Gmmmm!- consigo articular, y noto como su polla pugna para abrirse paso.

Lentamente va entrando la punta, como va dilatando mi esfínter haciéndome un poco de daño. No quiere acabar de entrar. Pienso que tal soy demasiado estrecha cuando, de improviso, noto que hace fuerza y que la punta me atraviesa de golpe.

-¡Gmmmm!- protesto, pues me ha dolido, un poco.

-¡Calla zorrita!, ya está dentro, ¿vas a gozar de tu cuerpo como nunca lo has hecho hasta ahora, ¿nunca havia petado un culito tan abierto!- y mientras pienso que debe ser de lo caliente que voy, noto como poco a poco empieza a clavármela toda hasta el final, suavemente. Me siento llena, mucho más que cuando penetran por la vagina. Cuando me la ha metido toda, me coje firmemente por las caderas y empieza a mover la polla adelante y atrás.

-¡mmmmm!- chillo cuando siento como el placer me llena. El movimiento de su polla me está volviendo loca, noto sus cojones en mi coño cada vez que me la clava. Si pudiese hablar le pediría más caña, quiero que me deja destrozada, que me reviente.

-¡Plas!- palmetazo ?¡abre los ojos y mírame-. Obedezco y veo su mirada de placer y de dominio, parece como si me leyese el pensamiento.-¿Te gusta eh?, me parece que hoy recuperarás el tiempo perdido putita. ¿Quieres que te siga galopando?.

-¡Gmmmmm!- intento decir que si y pienso que ojalá lo haga -¡Plas!, ¿así te gusta eh? -¡Gmmmm!- no pares de darme quiero decirle. Y él que me la lee en la mirada empieza a acompasar los golpes de la mano con los de la polla. Cada vez que me la clava pega un cachetazo en mi dolorido culito.

-Te voy a dejar marcada para unos cuantos días, ¡plas!, para que te acuerdes de quien te ha estrenado-. Yo ya no sé donde estoy, el placer es indescriptible y siento como me llega el orgasmo. No sé como estará él, pero yo noto una sensación brutal de placer que, desde el culo, me invade toda entera.

-¡Gmmmmmm!,¡gmmmmmm!, ¡gmmmmmmm!- intento gr

itar mientras las piernas me fallan, no me caigo porque él me tiene cogida por las caderas y empalada por el culo. él se ha dado cuenta y para -¿Ya te has corrido?, ¿tan caliente estabas?, y yo que pensaba jugar al rodeo. Igual todavía te quedan ganas.- y sacándome el tanga de la boca me pregunta – ¡Qué?, ¿quieres más zorrita?.- y mientras lo dice mueve la polla dentro de mi culo y yo noto que mi coñito de moja de nuevo.

-¡Lléname!, !Quiero sentir tu calor dentro de mi!- le digo gritando -¡córrete en mi culo cabrón, vacíate!.

-Muy bien- Y se retira de golpe de mi culito produciéndome una extraña sensación de vacío. ?Ponte a cuatro patas que vamos a ver si eres una buena yegua, ¿te voy a montar como te mereces!- Me coje del pelo con fuerza y me obliga a arrodillarme, pero sigue estirando hacia delante y hacia abajo hasta que no me queda más remedio que poner las manos en el suelo, ofreciéndome indefensa.

-¡Ten!- y de nuevo me coloca el tanga en la boca ? !apóyate en la pared y junta las piernas!, así notarás más como te atravieso- me dice desde detrás.

-¡Que vista más bonita que ofreces desde aquí Rut!, estás hecha para ser montada, conozco a muchos que pagarían por verla, ¿quieres que te los presente algún día?. Cada vez le oigo más cerca y finalmente su polla empieza a jugar con la entrada de mi culito. Se debe estar apoyando en algún sitio pues noto solo sus piernas a lado y lado.

-¡Venga yegüita!, ¡vamos a montar un poquito!- y noto como se abre paso por mi esfínter metiéndomela toda de un solo golpe.

-¡Gmmmmm!- siento como si me partieran el culo, y antes de que pueda reaccionar me coje por el pelo y me tira con violencia hacia atrás.

-¡Al trote puta!- empieza a picarme en el culo -¡plas!, ¡plas!, ¡plas!, ¡venga zorrita animo!- va moviendo lentamente la polla alante y atrás.

Aunque me había imaginado en mis fantasías que me montaban así, nunca había creído que en la realidad dejaría que me lo hicieran.

-¿Lo haces muy bien para ser la primera vez!- y apoyándose en mis caderas acelera el ritmo. Siento su polla penetrándome, haciendo mi culito de deshaga de gusto.

-¿Te gustaría tener en la boca otra cosa más caliente que un tanga eh?- Y sin poder evitar imaginar que le estoy comiendo la polla a otro tío me pongo más caliente.

-¡Gmmmmm!- intento decirle que si, y él reacciona tirándome más fuerte del pelo y cacheteando otra vez mi culo.

-¡Venga putita!, ¡venga!-. Él está muy caliente y eso me excita aún más.

Noto el suelo está helado en mis rodillas y manos, pero me da igual. ¡Sólo quiero sentir su polla en mi culo, follándome y…! su mano deja de picar mis nalgas, que ya deben estar en carne viva, par pasearse por mi coñito.

Deja de montarme y sin salirse me ordena que me deje caer de lado. Obedezco, me llena la sensación de su polla girando dentro de mí hasta que llego al suelo, y él empieza a bombear de nuevo, arrodillado, en contacto con mi maltrecho culo.

-¡Mira putita!,¡así te follaria otro!- mete dos dedos en mi humedísima vagina.

-¡Gmmmmm!- ¡que gusto dios!, siento como alterna el ritmo de la polla con el de los dedos. Noto como cuando me la mete los saco, y al revés. Siento que me llena toda, estoy excitadísima y el también.

-¡Que culito que tienes guarrona!, ¡no puedo más!- sus palabras me excitan aún más. -¡voy a reventarte!- y saca los dedos de la vagina para pegarme en la cadera. -¡Plas!, ¡Plas!,¡eres la tía más cachonda que me he tirado!…¡me estás poniendo a cien!.

-¡Fóllame!, ¡fóllame!, ¡fóllame!- quiero decirle y tan sólo pueda gemir, -¡gmmmmm!. Está súper caliente, noto su polla durísima, a punto de reventar.

Deja de picarme y, mientras me retiene de la cadera con una mano, con la otra me coje de la media estirándome fuertemente hacia él.

-¡Que polvazo que tienes cabrona!, ¡Te voy a llenar entera!- grita clavándome la polla salvajemente haciendo que mis sentidos estés a punto de estallar. Siento los espasmos de su polla – &iexcl

;Ahhhh!, ¡ten!, ¡ten!, ¡ten!- me grita, y estallamos los dos en un brutal orgasmo que me hace temblar entera, mientras siento que su leche me inunda el culo.

-¡Gmmmm!, ¡gmmmmm!, ¡gmmmmm!- gimo, gozando con sus últimos espasmos.

-¡Muy bien Rut!, no sabia que fueras tan puta.- Me da un beso en el cuello y se retira todavía empalmado de mi culo, dejando que su semen salga poco a poco de mi castigado esfínter.

Estoy tan reventada que no puedo ni moverme. Ni siquiera puedo hablar cuando me quita el tanga de la boca y lo utiliza para limpiarse la polla llena de fluidos. Se viste rápidamente mientras yo sigo sin reaccionar y, acercándose a la puerta, me dice enseñándome el tanga ?lo tendré en casa si lo quieres recuperar, sólo tienes que venir tan guapa como hoy. Y no hace falta que lleves otras, ¡ya te pondré yo estas!, !Hasta otra!-. Y cierra la puerta tras él dejándome desnuda en el suelo, llevo solamente las medias y los zapatos de tacón.

Cuando por fin consigo incorporarme se abre la puerta., ¡Uf! es Bet, mi mejor amiga.

-¡Rut!, pero…- y a verme la que me resbala por las piernas- ¡has estado follando en el lavabo!- y mira hacia la puerta -¡con Luis!, ¡que cabrona!, ¡con lo que me gusta a mí!, ¡y en el lavabo!…¡que morbazo! -¡Bet!, ¡por favor!, me quieres ayudar a ponerne el vestido- y al ayudarme ve mi culo enrojecido.

-¡Pero que salvaje!, ¿te ha montado como un loco eh?- me dice con un retintín de complicidad.- ¡que cara de bien follada que haces!, ¡que envidia!…oye, ¿y tus bragas?…¿se las ha llevado?, ¡claro!, era eso lo que se metía en el bolsillo. ¡Que vicioso!….¿no te habrá…?, ¡que ha este le va el rollo de detrás!…

– ¡Si Bet!, ¡¡¡¡me ha dado por culo y casi me desmayo del gustazo!!!…¡¡¡Que polvo!!!…, y ahora vamos a bailar, ¡que la noche aún es joven!

Si queréis comentar la jugada, cosa de agradecer, mi e-mail es burgeseta (arroba) hotmail.com«

febrero 25, 2009

REENCUENTRO CON CAROLINA

Filed under: encuentros — Etiquetas: , , , , , , , , — amadelanoche @ 5:38 pm

Dominacion y Sado.Mario iba a aprender una importante leccion.

«– Hola Mario, soy Caro. ¿Me recuerdas? Cómo no iba a acordarme de ella, su cuerpo parecía el de una diosa, y tenía unos pechos enormes. Casi me fue imposible mirarla a la cara, mis ojos se iban instintivamente hacia sus pechos. Decidí que no me iría de Madrid hasta que me la hubiese follado por todos los sitios. Esa linda boquita tenía que lamer mi pene hasta lo más hondo. Me imaginé a Caro arrodillada frente a mí mientras me succionaba todo mi semen.

– Hola Caro. ¿Cuánto tiempo hacía que no nos veíamos?. ¿Cómo te va?- Le pregunté.

– Pues ya ves, Tan bien como siempre. Hace tiempo que tenía ganas de verte. ¿Te apetece que te invite a cenar en mi casa esta noche?. Además así podría acompañarme, es que no me apetece nada buscarme ahora un taxi.

La verdad es que no tenía nada que hacer así que decidí aceptar su oferta, sin saber que era lo que me esperaba. La acompañé a mi coche, y ella me fue indicando la dirección de su casa. Tal como me había dicho, vivía sola en un conjunto de chalet adosados en las afueras de la ciudad. Se pasó el trayecto charlando muy animosamente conmigo y contándome todo lo que había estado haciendo desde que dejamos el mismo despacho.

Yo solo podía pensar en follar. Una larga y continuada follada, pero ella no parecía estar interesada en el tema. Yo estaba excitado, mi polla estaba a punto de estallar. Pero para mi salvación ella se dio cuenta.

– Vaya, Veo que eres un niño travieso. Creo que debemos hacer algo para solucionar tu problema.

Nos tomamos media botella de whisqui entre los dos, entonces ella me dijo que iba a pasar una noche que nunca olvidaría, pero solo con una condición, yo la obedecería en todo momento. Desde ese momento yo era su esclavo, y nada podía negarme. Ya no sería Mario, a partir de entonces no tendría nombre. Sólo sería su juguete y podría hacer conmigo lo que a ella se le antojase. Si la aceptaba como ama tendría que llegar hasta el final. Una vez que aceptase, no podía echarme atrás. Yo acepté sin titubeos. La verdad es que el juego ama-esclavo me gustaba, aunque nunca hasta entonces me había atrevido a practicarlo.

– Ahora estate quieto aquí y no te muevas, si no quieres que se te castigue. Soy una ama muy exigente, y no tolero ningún tipo de indisciplina – me ordenó.

Me hizo esperar un buen rato. Ya estaba ansioso por obedecerla. Me había propuesto no decepcionarla. Vi que se dirigía a su cuarto y regresaba con una caja de madera cerrada con un pequeño candado. Me ordenó que me arrodillase y así lo hice. Ella abrió la caja y sacó un collar de perro con remaches de metal. Me ordenó que me lo pusiese. Dudé por un momento. Me sentía humillado, avergonzado por que realmente estaba desando complacerla.

– A qué esperas esclavo- me gritó. Estas empezando a enfadar a tu dueña. Cuando te hable, mira hacía abajo. ¿Cómo te atreves a mirarme directamente a los ojos? Incliné la cabeza miré al suelo. Me coloqué el collar de perro en el cuello. Este me era demasiado ancho y me hacía mantener la cabeza erguida. No podía evitar mantener la mirada a la misma altura que la de mi ama. Yo intenté explicárselo, pero se enfureció aún más.

– Voy a tener que emplearme a fondo – me dijo. No te mereces una ama tan buena como yo. A partir de ahora tu única respuesta debe ser – Sí mi ama. No aceptaré más otro tipo de indisciplina. Ahora, desnúdate y ponte de rodillas.

Lógic

amente la obedecí en el acto, no quería volver a defraudarla. Me desvestí los más rápido que pude y me arrodillé ante ella. Me sentí avergonzado. Ella estaba totalmente vestida, mientras yo no llevaba más que un collar de perro. Vi como sus pasos se dirigían de hacia la caja de madera que previamente había dejado encima del sillón y cogía algo. Yo, aun seguía arrodillado en el suelo con la mirada baja. Noté como se me acercaba por detrás.

– Ahora junta las manos en la espalda.- me ordenó sin titubeos.

Noté como mis manos eran aprisionadas fuertemente por una abrazadera y perdían toda la movilidad. Estaba totalmente a su merced, y ella lo sabía. Lo increíble es que jamás recordaba haber estado más excitado. Enganchó mi collar a una cadena y dio dos golpes secos en dirección a su coño. Yo empecé a lamer como mejor pude. Entre mis ligaduras y la posición que me obligaba a mantener la labor era bastante difícil. Noté como sus flujos vaginales me corrían por toda la cara. Su olor era delicioso. Pasaron 15 minutos y yo ya estaba cansado de lo mismo, mi lengua no podía más y me dolían las rodillas, tenía ganas de penetrarla y correrme. No podía aguantar más. Pero Carolina permanecía impasible ante mi evidente necesidad. Entonces cometí el error de intentar levantarme para poder introducirle mi pene antes de que estallase. Ella no me lo permitió, me abofeteó la cara una vez y comprendí mi fallo.

– Eres un mal esclavo. El peor que he tenido en muchos años. Voy a tener que castigarte severamente. Ahora verás.

Yo no sabía que hacer. Estaba desconcertado. Metió la mano en la caja y sacó una venda, me tapo los ojos y empezó a tirar de la cadena. Empezamos a bajar unas escaleras, percibí que nos dirigíamos al garaje, cada vez que nos adentrábamos más notaba como ella tiraba más fuerte de la cadena que dirigía mis pasos.

Al llegar al final del garaje, me desató las manos sentí un gran alivio. Pero ese alivio iba a durar poco. Escuché el sonido de unos grilletes mientras percibía como el frío acero aprisionaba mis manos. Aquello me excitó aun más. Me quitó la venda de los ojos y observé como el garaje había sido transformado en una excelente sala de sadomasoquismo. Había todo tipo de artilugios. Algunos de ellos jamás los había visto, ni lograba intuir cual sería su utilidad.

En el techo había colocado una argolla de la que salía una cuerda de nailon blanco que terminaba en un motor que la tensaba. Los grilletes empezaron a subir. Quedé con el cuerpo totalmente erguido y sin posibilidad de maniobra. El contacto de los dedos de mis pies era lo único que me mantenía apoyado en el suelo.

– Te he quitado la venda por un motivo. Cerdo. Quiero que veas todo lo que te voy a hacer, así comprenderás que no estoy dispuesta a permitir otra insolencia.

No sé cuanto tiempo estuve en aquella posición. El tiempo se me hacía interminable y esperaba recibir mi justo castigo. De repente noté como mis nalgas recibían los fustigazos que mi ama me propinaba. El placer era infinito, indescriptible, pero fue entonces cuando cometí otro error. Tuve la osadía de correrme sin su permiso. Aquello me devaluaba como esclavo, y ella se propuso corregirme.

– Me obligas a actuar severamente contra ti, esclavo- me dijo. Aquí aprenderás la lección.

No entendí a que ser refería, ¿qué podía ser peor que aquello? Acaso, ¿No era aquello humillación suficiente?. Parece ser que no. Me separó las piernas en un ángulo de 45º y me colocó una barra de metal en cuyos extremos había dos correas de cuero. Aquello me pillo desprevenido. Más tarde comprendí la utilidad de aquel artilugio. Con en mis piernas era imposible que pudiese cerrarla, y así mi ano quedaba a plena disposición de mi ama.

Cuando me volví a fijar en ella su única vestimenta era una braguita con un enorme pene negro incrustado. Entonces lo comprendí todo. Iba a ser penetrado por aquella chica a la que yo hasta hoy había considerado una mujer tímida y retraída y muy cariñosa. El tamaño de aquel pene era descomunal. Pensé que sería imposible que aquella cosa entrase dentro de mí. Pero

me equivocaba. Esperé por lo menos que usase algún tipo de lubricante, pero mi ama no se dejó amedrentar. Mi osadía al correrme la había ofendido demasiado. Noté como con la punta del pene buscaba el principio de mi orificio. Yo estaba totalmente seco por ese lugar así que tuve la esperanza de que desistiera. Pero no lo hico. Presionó hasta que de una envestida lo encajó totalmente hasta lo más hondo de mis entrañas. Quedó perfectamente encajado. Parecía que aquella polla había sido fabricada para mi orificio. En un primer momento, el dolor fue intensísimo, pero a medida que ella me envestía una y otra vez, aquel dolor se convirtió en placentero. Mi ano se había dilatado totalmente y aceptaba gustoso aquella magnífica polla.

Tenía todo el culo destrozado, el dolor que la fusta de mi ama me había propinado ya era solo un lejano recuerdo que se diluía en mi mente. De repente ella paró, extrajo el pene de mi ano. Aquello si fue una crueldad, mi ano había tomado voluntad propia y deseaba seguir siendo utilizado. En aquel momento me sentí como un perro en celo, quería más. Pero ella parecía haberse cansado de mí. Me libero las manos de los grilletes, pero me dejó puesta la barra metálica que me inmovilizaban los pies. Pensé que mi tormento había terminado, pero me volví a equivocar. Tiró de la cadena del collar de perro y me dirigió hacia un potro en el que hasta entonces no me había fijado. Me sentí ridículo con mis andares de pato, pero no podía negarme a los deseos de la ama que me había adoptado.

Nuevamente me vi encadenado a otro artilugio, pero esta vez en una posición aun más humillante. Mis manos y mis pies fueron atados a las patas del potro de forma que mi ano volvía a estar a su entera disposición. Me obligó a introducir la cabeza dentro de un agujero que alguien había hecho en una especie de pared de madera. Con lo que mi ángulo visual quedaba limitado por debajo de la cintura de mi ama.

Cogió otro pene de tamaño y longitud aun mayor que el anterior y volvió a penetrarme sin compasión una y otra vez. Hasta que yo ya no podía más. Se detuvo por un momento, apartó el pene de mi ano y me sentí aliviado por el momento. Sus manos empezaron a hurgar en mi boca. Antes de que me diese cuenta me había colocado un aro sujeto a dos correas de cuero que se cerraban detrás de mis orejas y que me imposibilita cerrarla. Acto seguido me introdujo el mismo pene que por el orificio que el aro había abierto en mi boca. Me obligó a que lo limpiase con mi propia lengua. No lo sacaría hasta que lo hubiese dejado totalmente limpio.

A la mañana siguiente nos despertamos los dos en la misma cama. Volvía a ser la mujer cariñosa y dulce que yo había conocido en Barcelona. Sin embargo yo no tenía la sensación de haber follado. Yo, había sido el único al que habían follado por todas partes.

Si quieres comentar algo sobre el texto, puedes hacerlo en: mawar (arroba) wanadoo.es«

Rosas y Muñecas.

Filed under: encuentros — Etiquetas: , , , , , , , , — amadelanoche @ 5:33 pm

Una historia bellisima y digna de leer.

«Cuenta la leyenda que hubo un tiempo en el que existió un fabricante de muñecas llamado «El Creador», que llego a crear las muñecas más perfectas del mundo y las dio vida. Eran pequeñas, no más de 30 centímetros de altas, de una belleza inimaginable, tenían ojos brillantes como estrellas y la piel tan suave como la seda. El Creador ya en su vejez justo antes de morir les dijo a sus muñecas que la última de ellas que quedara con vida se convertiría en humana, en una muñeca perfecta. Cuando murió, no se volvió a saber de el ni de sus muñecas durante muchos años.

James era un joven adinerado, que vivía en una gran mansión con una gran jardín lleno de rosales, lagos y caminitos cuidados de piedra. El muchacho era una persona huraña, malcriada y cruel que no respetaba a las personas por lo que eran. En el día de su cumpleaños llenaron todo su cuarto de preciosos regalos, envueltos en los más bonitos colores y lazos. Entre ellos James vio una vieja maleta usada, cuyas esquina una vez metálicas habían perdido su brillo dorado por el tiempo. Simplemente le dio una patada y aparto la maleta en una esquina.

Por la noche, un ruido despertó al joven. Busco el ruido hasta deparar en la maleta que estaba en la esquina. Se acerco cautelosamente y con cuidado abrió la maleta. En ella vio a una preciosa muñeca de porcelana. Vestía de rojo sangre, tenía un brillante pelo rubio y unos preciosos ojos Azules. El joven levanto a la muñeca y debajo de ella había una llave. James dio cuerda a la muñeca y esta cobro vida. El muchacho se alejo del susto mientras la preciosa muñeca se acercaba a el atravesándole el alma con una gélida mirada. Esta se mantuvo de pie delante de el y le puso la mano con dulzura. De repente, sintió un dolor penetrante en la mano, nunca había sentido tanto dolor en su vida, se le cayeron las lágrimas del dolor. Cuando aparto la mano vio que en el dedo tenia un anillo de metal. La muñeca se presento como Roze, La Reina de las Rosas y le dijo que ese añillo era el símbolo de servidumbre ante ella y que cada vez que fueran en contra de los deseos de ella, sufriría dolores inimaginables.

Pasaron los días, y el joven revoltoso por naturaleza se intentaba resistir a las ordenes de la muñeca, pero cada vez k lo hacia el dolor de mil puñales le recorría el cuerpo. Así James empezó a seguir las órdenes de su ama, haciendo las tareas más ingratas que se le podían pedirá a una persona. Con el tiempo el muchacho empezó a ver como era la vida de un criado y aprendió a apreciar el sacrificio, por lo que con el tiempo se fue convirtiendo en un joven amable con sus semejantes. A tal punto llego la compenetración y la devoción por Roze, que el joven James llego a enamorase de ella.

Pasaron los años, James y Roze eran dichosos y vivían en paz. Una paz que fue truncada, cuando una noche, en la ventana del cuarto del joven, apareció una nueva muñeca, muerta de envidia ente la felicidad de ambos. Era preciosa, su piel nívea brillaba bajo la luna y su largo cabello blanco caía por la espalda de un precioso vestido azul noche. La nueva muñeca se presento como Kage y reto a Roze a un combate a muerte para ver quien seria la única muñeca vivía de «El Creador».

El combate fue encarnizado, ambas muñecas volaban y chocaban con brutalidad en el aire. Hubo un momento en la que Roze cayó al suelo herida, ante tal imagen empezó a apoyarla y a animarla. En ese mismo instante el anillo a brillar con un fulgor anaranjado y empezó a quemar como si tuviera al Sol en la palma de la mano. Roze se puso en pie y comenzó a luchar con más ímpetu que nunca, mientras que el joven aguantaba agonizante por la que la escarlata muñeca tuviera fuerzas. Cuando Kage fue derrotada, celosa y llena de ira, en su último esfuerzo, se lanzo hacia James, pero, cuando estuvo apunto de acertarle, Roze se lanzo a por ella. Al chocar ambas muñecas desaparecieron en una explosión de pétalos de rosas.

James se levanto sobresaltado de la cama, todo sudoroso, pensando si lo vivido era real o solo un sueño, pero noto un dolor punzante en la mano y vio como la marca del anillo en forma de rosa estaba gravado a fuego en su piel. Se dice que James nunca se caso ni tubo amantes y observando los rosales del jardín, con la mirada perdida en el vacío, mientras se acariciaba la rosa de su mano, se paso todas las tardes de su vida hasta el día que falleció y fue enterrado en esos mismos rosales.«

Relato sacado de Mansiondeamas.com. Pido disculpas al propietario y webmaster de la web MansiondeAmas por no haber citado la fuente de la que ha salido este relato y le agradezco que se haya tomado su tiempo en avisarme de semajante error.

febrero 17, 2009

SARA

Filed under: Uncategorized — Etiquetas: , , , , , , , — amadelanoche @ 7:21 pm

La historia de un sumiso que cuenta como se inició de forma paulatina y definitiva:

«Relato enviado por matrixbcn. de Barcelona.

Antes de internet no sabia nada del bondage, y poco del sadomasoquismo, ni
de la dominación, ni de fetichismo…¡Cuantas puertas se me han abierto!

Empezó como un juego, para masturbarme, viendo fotos como un loco,
descargando videos, luego entrando en chats, simulando ser muchas veces lo
que no era…por cierto, me llamo Juan y tengo 27 años. Un tio del montón,
vaya. Pero con muchas fantasias en la cabeza, que poco a poco iban
devorándome el cerebro. Entonces empecé a gastarme dinero en el tema, que si
revistas, que si webs de pago, en algún SexShop incluso había comprado
alguna prenda de látex, etc…

Me gustaba este mundo. Solo faltaba encontrar a alguien con quien llevarlo a
la práctica, y eso era lo difícil. ¿Cómo acceder a alguna Ama? pagando, pero
no era mi intención, todo este mundo era mi secreto, y mis fantasías sólo
eran para mi, no podía compartirlas, pues me daba vergüenza que alguien
supiera todo lo que me pasaba por la cabeza. Hasta el día.

Me levanté como siempre, ducha, traje, y hacia el banco, donde trabajaba de
apoderado. Cada vez que entraba una clienta me la imaginaba vestida de
látex, en plan Dómina… que enfermizo, cuanto más tiempo pasaba peor me estaba
poniendo, por lo que al finalizar la jornada decidí coger el coche e irme a
Barcelona, de compras a algun sexshop, para aliviar mi sufrimiento.

Llegué sobre las ocho de la noche, y fui directo al grano. Entré en el
garito, y fui directamente a la zona sado. DVD´s, revistas, aparatos… era la
gloria, imaginaba quedarme encerrado en un sitio como ese.. mmm, sería
maravilloso. Compré un par de DVD, un ballgag bastante grande, y otro gag
que se hinchaba, que ya había visto por internet. En casa ya tenía esposas,
cuerdas, y un catsuit de latex negro. Cuando fui a pagar la chica de la caja
me sonrió maliciosamente, y yo estaba muy avergonzado, y no se me ocurrió
nada más que decirle que eran para mi novia…¡ja! Que más quisiera yo.

Luego fui a cenar a un buen restaurante, más tranquilo por la compra que
había hecho, y por lo bien que lo pasaría esa noche, aunque fuera solo.
Selfbondage se llamaba. Y me excitaba mucho.

Curiosamente, en la barra del restaurante vi la empleada del sexshop, con
una amiga tomando una copa. Cuando salí intenté que no me viera, pues me
había vuelto a poner muy nervioso con su presencia… que vergüenza.

Cogí el coche y me fui camino a casa. Ni me di cuenta de que me seguían.
Sólo cuando llegué, e iba a entrar el coche en el parking, fue cuando vi que
me hacían luces. Giré la cabeza, y oí una voz femenina que me decía algo.
Con cautela me acerqué al coche y allí estaba la empleada del sexshop!!! A
120 km. de Barcelona. Le pregunté con voz temblorosa que si tenía algún
problema, y me respondió que no.

-Me gustas, y tambien tus gustos.

Me quedé atónito. Descolocado. No estaba acostumbrado a que me «atacaran»
tan directamente. Cabe decir que mi vida sexual es bastante agitada, pues
las chicas consideran que no estoy mal, pero NUNCA ninguna conoció mi
secreto.

-¿Me invitas a una copa?

Rápidamente olvidé lo de «los gustos» y le dije que si, que adelante, pues
la chica estaba bastante buena.

Entramos en mi casa, la invité a una copa, y estuvimos hablando toda la
noche. Yo dejé la bolsa con «mis compras» en la cocina, y me olvidé de
ellas. Ella, Sara, hablaba del sexo con una naturalidad espantosa, y me
contaba anécdotas que le habían pasado en el sexshop. Por mi cabeza pasaba
cada vez con mas intensidad la idea de que me había tocado la lotería, que
Sara era LA MUJER que llevaba años esperando, pero no me atrevia a sacar el
tema, y ella tampoco, y como la conversación era muy amena, no salió.

Se quedó a dormir, en mi cama, pero ni nos tocamos, ni nos
besamos… parecíamos dos amigos que dormían juntos. Sentirla a mi lado me
ponía muy cachondo, y el no poder tocarla aún más. Nos dormimos.

La mañana siguiente, cuando sonó mi despertador, ella no estaba. En su lugar
había un tanga y una nota. Decía: «lo pasé muy bien hablando, si quieres
repetirlo llámame» y un número de teléfono. Yo no entendía nada, pero no
tardé ni 10 segundos a oler ese tanga. Que maravilloso perfume. Me lo puse.
Tenía una erección enorme. Me hice una paja brutal. Y a trabajar.

A los dos días, sin poder ni trabajar ni dormir con mi cabeza a punto de
estallar, decidí llamarla. Me dijo que fuera a buscarla a la tienda a las 12
de la noche, que era cuando terminaba su turno. Allí fui, y ésta vez nos
quedamos en su casa, bebiendo buen vino, riendo y hablando sin parar. Me
preguntó que hice con el tanga, y entonces me quedé mudo.

-Venga cuéntamelo… ¿te masturbaste?

Le contesté que no al principio, aunque evidentemente se me notó en la cara
que mentía…ella se acercó y me dijo al oído:

-Lástima…te imaginé haciéndolo y me puse muy caliente…

-Bueno, Sara, si que lo hice. La verdad es que lo hice enseguida. Lo olí, me
estaba poniendo a cien, incluso me lo…

-¿si?

-…no, nada. Me hice una paja fenomenal.

No lo entendía, pero estaba empezando a hablar de sexo como si nada, con lo
reservado que era yo…

– ¿te lo pusiste?

– (silencio)

– venga, cuéntame que sentiste…

Me lo decía al oído, con voz baja, y yo ya tenia una erección fenomenal.
Intenté besarla, y me apartó la cara.

– Si no eres sincero conmigo, no podemos empezar nada.

Se lo expliqué todo, y conforme se lo explicaba yo me iba dejando llevar y
empecé a desabrocharme los pantalones, sin darme cuenta, pensando que
aquella noche habría juerga de la buena.

– ¿Puedes ponerte estas?

Se sacó el tanga, y me lo dio con una sonrisa como la que me hizo el primer
día que la vi.

Me lo puse. Y unas medias tambien. Y unas botas que trajo. Y un liguero. Y
un vestido de verano. No me lo podía creer. Allí estaba yo, vestido de
mujer, dejándome pintar por Ella, Sara, y me sentía en el olimpo. Me llevó a
su habitación. Me puso enfrente de un espejo enorme que tenía en el armario,
se puso detrás de mi, y empezó a masturbarme. No duré ni 2 minutos. Me corrí
en su mano. Entonces me giró y se llevó la mano a la boca. Chupó sus dedos
uno a uno, mirándome a los ojos, y luego me hizo chuparlos. Ni me pasó por
la cabeza que estaba tragándome mi propio semen. Era Ella. Sara. Lo que
estaba esperando. Me dijo que me echara en el suelo boca arriba. Y me puso
su delicioso coño en mi cara. Lo lamí con todas mis fuerzas. Y allí estaba
yo, tumbado vestido de mujer, comiéndole el coño… y volvía a empalmarme,
cuando noté presión en los huevos. Cada vez apretaba mas, y me gustaba.
Entonces me ordenó, si, me ordenó que me levantara, y que me desnudara. Lo
hice sin rechistar. Estaba empalmadísimo. Me cogió de la polla y me llevó al
salón.

-Vístete y lárgate, perro.

No entendía nada. Incluso me saltó una lágrima. ¿Por qué me echaba? Sin
darme cuenta estaba aumentando mi sumisión. Me vestí y me marché.

Cada día que pasaba dependía más de ella. Sólo pensaba en ella. Y no me
decía nada. No contestaba al teléfono. Fui a la tienda, y solo con su mirada
giraba la cabeza. Dos semanas, cuando me llamó.

– A las 3 de la mañana en la tienda.

Sólo dijo eso. Y colgó. Ese día, como un reloj, hacia Barcelona y hacia el
sexshop. Llegué y…estaba cerrado!!! Había un cartel que ponía cerrado por
vacaciones. Decidí marcharme, cuando se abrio una pequeña puerta lateral que
había. Allí estaba ella.

-Entra, cerdito.

Entré. Todo estaba en silencio. Abrió las luces. Estaba vestida de látex
negro. Sólo se veía su cara. Todo lo demás cubierto de látex. Estaba
espectacular. Morena, con el pelo suelto, los labios pintados de color rojo,
carnosos, los ojos oscuros, sombreados. Sus pechos que luchaban por salir de
ese catsuit. Parecían enormes. Frente a ella me sentía un enano. Un perro.
Un cerdo. Su mascota. Sólo me miraba, y caí de rodillas. Ya era del todo
suyo. Rió.

-Bien cerdito, ahora sabrás lo que es el placer, y el dolor. El dolor, y el
placer. A partir de ahora soy tu Ama. Para siempre. Obedecerás o serás
castigado. Y para empezar aprovecharemos estos 7 dias que mi tienda está
cerrada, para adiestrarte como lo que eres, mi putita.

Me desvistió. Estaba alucinando, entre excitado y descolocado, no abrí la
boca. Ahora estaba desnudo. En medio de la tienda. Con todos esos aparatos y
artilugios por allí. Sentí miedo, pero por otra parte no podía contener una
enorme erección.

Me puso unas esposas en las manos, y otras en los pies, separadas por una
barra, con lo que me quedaban las piernas abiertas. Quise abrir la boca pero
me puso un pumpgag de esos que se hinchan en la boca. Estaba alucinando.
Intenté moverme y me soltó una torta en la cara. «Quieto pedazo de zorra»,
me dijo. Empezó a hinchar el gag… ya no podía ni mover la lengua. Solo se oía
un pequeño mmmmmgffff. Me puso un aro en mi pene, y una especie de funda de
cuero en los huevos. Y entonces vi que cogía una especie de liquido viscoso
y me temí lo peor, pero no podia decir nada…

Se untó la mano con esos guantes de látex que llevaba y empezo a
introducirme los dedos por mi culo. Esa sensación de placer, dolor y
humillación me gustaba cada vez más. Ella me insultaba y se reía. Cogió un
consolador, y empezó a metérmelo. Yo estaba tumbado de espaldas con las
piernas hacia arriba, porque ella las aguantaba. Y me estaba follando el
culo. Y me gustaba. Mi erección se veía truncada por el aro y me gustaba.
Era suyo. Para lo que quisiera. Ahora ya estaba dispuesto a todo.

Pasaban los dias. Cada dia era humillación continuada. Vestido de puta,
enculadas con arneses, chupando su coño, sus arneses… atado de mil formas.
Dormía atado, comía atado, como un perro. Y me gustaba. Y ella lo sabía.

Y llegó el séptimo dia. Yo no tenía ni idea del día en que estábamos, había
perdido la noción del tiempo. Y entonces me dijo que me quería a su lado.
Siempre. Yo asentí, como buen esclavo. Le dije que la ayudaría en lo que
quisiera. Limpiando el local, atendiendo a los clientes… pero me dijo que
tranquilo, que ya lo vería.

La última noche fue la más intensa. Me folló por todas partes y usó todo lo
que pudo conmigo. Me hizo fotos, grabó toda la escena en vídeo. Estaba
totalmente humillado. Suplicaba que me follara. Me filmó comiendo la polla
de un muñeco hinchable, vestido de puta. Comiéndome consoladores. Y al
final, me puso un traje de látex con una abertura en mi culo. Me introdujo
un consolador que se hinchaba, vaya si se hinchaba. Me puso erguido
inmovilizado con una especie de arnés de cuero. Con el consolador hinchado
en el culo. Otro consolador hinchado en la boca. Mi pene apretado por un
tanga de cuero encima del traje de látex que casi no me dejaba empalmar. Me
dolía.

Me puso una máscara en la cabeza. No oía nada. Me estaba privando de mis
sentidos. Sólo quedaban los ojos, y sonriendo me los tapó con una especie de
venda de látex. Pero me dejó un poco abierto para que viera. Y me llevó
hasta el final de la tienda, donde había una pequeña habitación acristalada
con elementos sadomasoquistas. Me metió dentro, aguantándome por una cadena
que colgaba del techo al collar que llevaba en el cuello. Y me encerró allí.
A la vista de todo el mundo, pero sin que nadie pudiera conocerme.

Y me dormí, como pude. A las pocas horas, me desperté. Había gente alrededor,
el sexshop estaba abierto. Y la veía a ella al fondo. Y me miraba. Y me
corrí encima.

Y me gustaba.

Hasta que llegó la noche. Y los clientes se marcharon. Y sólo quedó ella.

Continuará….«

enero 4, 2009

Un poco de humor:Los hombres son como…

Filed under: encuentros, Enlaces, Ocio — Etiquetas: , , , , — amadelanoche @ 9:11 pm

1. Los hombres son como… Plátanos. Entre mas viejos se ponen, se ponen mas aguados.

2. Los hombres son como… El Clima No puedes hacer nada para que cambien.

3. Los hombres son como… Las Licuadoras Necesitas una, pero no estas segura para que.

4. Los hombres son como… Chocolates Dulces, ricos y generalmente se van a las caderas.

5. Los hombres son como… Comerciales de TV No puedes creer una sola palabra de lo que dicen.

6. Los hombres son como… Tiendas departamentales Siempre tienen la ropa bajada a la mitad.

7. Los hombres son como… Rimel para pestañas Siempre corren a la primera señal de sentimentalismo.

8. Los hombres son como… Palomitas de maiz Te satisfacen, pero unicamente por un ratito.

9. Los hombres son como… Tormentas de nieve Nunca sabes cuando se vienen, cuantas pulgadas te van a caer o cuanto tiempo van a durar.

10. Los hombres son como… Lamparas de aceite Muy bonitas para ver, pero no muy brillantes.

11. Los hombres son como… Estacionamientos Los mejores ya estan tomados, y el resto son para incapacitados.

diciembre 22, 2008

Claves para un orgasmo asegurado ¡No te quedes a medias!

Filed under: encuentros — Etiquetas: , , , , , — amadelanoche @ 1:20 pm

Si lo de ‘relájate y disfruta’ resultó ser un fiasco cambia de estrategia y pon en práctica otros métodos para alcanzar el clímax.

No te quedes con las ganas

No te quedes con las ganas
Labios. Foto de .:Lady Kubricka:. (Flickr)
lunes, 22 de diciembre de 2008 – Anna Bonet

Elegir la postura ideal es un buen comienzo para un exitoso final. Abre el Kama-Sutra y ojéalo si aún no tienes predilección por una en especial. Si por lo contrario ya tienes postura preferida, ponla en práctica con tu pareja. Algunas mujeres disfrutan con el tradicional misionero y a otras les van más las acrobacias. Todo es cuestión de gustos y de anatomía, ya que la sensibilidad de cada uno depende del propio cuerpo.

Para alcanzar el camino al placer debes mantener una actitud activa. No lo dejes todo en manos de tu pareja, tú también debes mover la pelvis y qué caray, ¡el entero! De esta manera podrás intensificar el placer en las zonas que más te gusten. Además, tienes que decirle a tu cómo te gusta que se mueva. Si prefieres unos movimientos lentos al principio, que vayan aumentando de ritmo  hasta la explosión, o si te gusta que te acaricie el pecho o los muslos.

Respira, no te ahogues. Muchas mujeres a medida que se les acelera el pulso y están más cerca del se bloquean e inconscientemente aguantan la respiración. Esto provoca más dificultad ya que el orgasmo, físicamente, es un seguido de contracciones musculares rítmicas y para que comience los músculos deben estar perfectamente oxigenados.

Hazle hablar, reír? es más fácil llegar al orgasmo si a la excitación física le añadimos un exaltación emocional que hará que os complementéis en todos los sentidos y disfrutéis al máximo de la relación.

Estimula tu clítoris, es la fuente del placer por excelencia. Si no lo tocas o te lo tocan es casi seguro que puedas empezar a despedirte del orgasmo. La distinción entre el orgasmo vaginal y el clitoriano es un tema en el que no están de acuerdo muchos sexólogos que afirman que únicamente se llega al orgasmo mediante la estimulación del .

Puedes añadir a la situación recreando entre los dos o en solitario en tu mente. Puedes pensar en algo erótico ya que el cerebro es también receptivo al placer, incluso hay quién se atreve a afirmar que el amor sólo se hace con las mentes (haberlos haylos).

Cuando no estés con tu pareja puedes entrenarte para alcanzar el orgasmo. Cuanto más experimentes, mejor. Haz ejercicios de contracción y relajación de los músculos de la vagina cada día, para que cuando llegue el orgasmo tarden menos en reaccionar y el clímax llegue más rápido. También puedes masturbarte, muchos sexólogos lo recomiendan, y las mujeres que saben encontrar solas el orgasmo consiguen alcanzarlo con mayor facilidad en pareja.

diciembre 20, 2008

Las 12 metas sexuales del año nuevo

Filed under: encuentros — Etiquetas: , , , , , , — amadelanoche @ 12:26 pm

Va a terminar el año y quieres romper con la rutina en tu vida de alcoba, así que es hora de hacer tus propósitos para el año nuevo. Te proponemos 12 metas para que este 2009 sea sexualmente inolvidable.

1. Toma más la iniciativa
Lo habrás oído y leído mil veces, pero ¿lo has llevado a la práctica? Si la rutina ha hecho hueco en tu vida sexual, sorprende a tu pareja y harás que vuelva a pensar en ti con deseo. El cambio le hará verte con otros ojos.

2. Hazlo más veces
Aumentar la frecuencia de tus relaciones sexuales: más veces a la semana y por relación. ¿Te acuerdas cuando hacían el amor varias veces en una sola noche o en cualquier momento del día? Recupera tu espíritu de juventud y sorpréndele con tu renovado apetito sexual.

3. Cumple alguno de sus deseos
¿Hay algo sexual que te haya pedido muchas veces y no has querido hacer? ¿Por ejemplo, la felación, el cunnilingus? Vuelve a planteártelo y, si sólo te frenaban la vergüenza o ciertos prejuicios, ¡olvídalos!

4. Pídele que cumpla tus deseos
Anímate a confesarle alguna de tus fantasías sexuales en las que él /ella sea el protagonista, le encantará hacerlas realidad. ¿Qué esperas para hacer realidad tus sueños? Sobre todo si son tan fáciles de cumplir como los sexuales.

5. Varía tu repertorio
¿Has leído el KamaSutra? ¿Sabes algo sobre sexo tántrico o tao sexo? Informarte sobre sexo te ayudará a darle variedad a tu vida sexual. Posturas, técnicas, trucos. No existe una sola postura ni una sola forma de obtener placer, descúbrelas todas.

6. Más de un orgasmo
Es más fácil de lo que crees, de hecho, el cuerpo de la mujer está preparado para ser multiorgásmico. Es sólo cuestión de práctica: cuando llegue al clímax, sigue estimulándola, tal vez descubra que es multiorgásmica.

7. Pon un accesorio en tu vida sexual
Los juguetes sexuales pueden reactivar tu vida sexual y alcanzar cuotas de placer increíbles. No tengas prejuicios, sólo son dos personas adultas que quieren disfrutar más de sus relaciones sexuales. Ya es hora de que visites un sex shop, hay cosas increíbles tanto para ella como para ti.

8. Viajes sexuales
¿Os escapáis de vez en cuando para estar solos o conocer nuevos lugares? Lo que te proponemos es que hagas escapadas sexuales. Escoge un hotel perdido con jacuzzi en la habitación y enciérrate con tu pareja para hacer el amor. Sin teléfono, sin niños, sin prisas, sólo vosotros y todos los extras que se te ocurran.

9. Comete alguna locura
Porque seas ya algo maduro o madura y tengas una relación estable no tienes que volverte aburrido y súper responsable. Dile que pare el coche cuando vayáis de viaje y pídele que te haga el amor, atácale en el parking o en el baño de un local de copas. No contengas tus deseos sexuales y comete locuras de amor.

10. Piensa en sexo
Pensar en una cosa te hará desearla. Porque lleves mucho tiempo con tu pareja no dejas de ser hombre ni mujer. Si tu libido ha caído últimamente, actívala poniéndote en situación. Imagínate haciendo el amor, recuerda tus momentos sexuales más memorables, imagina nuevas situaciones, alquila películas eróticas… Acabarás deseándolo como antes.

11. Supera el cansancio
El estrés, las responsabilidades, la falta de sueño y el cansancio son los peores enemigos del sexo. Y actualmente sufrimos todos estos problemas. Pero practicar sexo es precisamente uno de los mejores relajantes y desestresantes naturales. Haz un esfuerzo para tener momentos sexuales, despierta el erotismo no dejes que tu vida se limite a trabajar y dormir.

12. Siéntete sensual
No hace falta tener un cuerpo Danone para ser deseable. Sentirte a gusto contigo mismo te hará estar más receptivo sexualmente. ¿Por qué no probar alguno de los tratamientos de belleza o relajación? Hoy en día la belleza está al alcance de cualquiera.

Fuente: estaentodo.com

Quiero ser la amante ¿cuáles son las ventajas?

Filed under: encuentros, Ocio — Etiquetas: , , , , , , , , — amadelanoche @ 12:03 pm

Buen sexo, morbo, curiosidad, independencia, vía de escape, gusto por lo prohibido… son las razones esgrimidas en la mayoría de los casos para justificar su papel de amante. Vamos a dilucidar las ventajas y desventajas que tiene ser “la otra”.

En una relación no hay más que dos opciones: o ser la esposa, la novia, compañera, en definitiva, la pareja oficial, o ser la amante. Muchas mujeres, más de las que imaginamos, se han visto involucradas alguna vez en sus vidas en historias con hombres casados, de forma totalmente consciente. ¿Por qué? Múltiples razones pueden llevar a alguien a ser “la otra”. Entre ellas, las malas experiencias ocupan un lugar primordial, antes de ser la “cornuda”, mejor ser “la querida”.

Cuando alguien ocupa el tercer lugar de una relación, no hay engaños. Se acepta la situación y se vive la experiencia. Sin celos, sin desconfianza, sin incertidumbres y, sobre todo, sin esa sensación de zozobra de ‘¿me estará siendo infiel?’ La situación resulta, paradójicamente, más natural que la de muchas parejas al uso. Una mentira muy saludable.

Pero, ¿todo es tan maravilloso como parece? El tiempo es el gran enemigo de las amantes y el gran aliado de las esposas. Vamos a ver, con un poco de humor, ventajas e inconvenientes de eso que llaman “ser la amante”.

¿Por qué una mujer se convierte en amante?

La imagen frívola del papel de las amantes que se ha proyectado en el cine o la televisión, ha hecho un flaco favor a estas mujeres que, por circunstancias de la vida acaban siendo “las queridas” de hombres casados.
Muchas llegan a esta situación por curiosidad, buscando un poco de aventura y buenas relaciones íntimas sin ningún tipo de compromiso, y acaban encontrando, en la mayoría de las ocasiones, el amor y, por tanto, la soledad y la desesperación.

Como reinas de lo prohibido, se adentran en una relación donde el sexo es el gran protagonista. Un intercambio de necesidades en un momento determinado, sin futuro, sólo presente. La adrenalina de lo prohibido es un canto de sirenas en las que muchas caen por la emoción de jugar sin límites, en relaciones que constituyen verdaderos desafíos.

Los encuentros fugaces, a escondidas, con la tensión de no ser descubiertos, causan mucha excitación. No es que el sexo con un hombre casado sea diferente que con un hombre libre, pero es la fruta del paraíso un plato exótico que degustar en momentos puntuales, no el menú de todos los días. Como dice Sabina en su canción “Contigo”, “yo no quiero comerme una manzana, dos veces por semana, sin ganas de comer”.

Aunque la amante sabe que el espacio que comparte con ese hombre no es el mismo que el de una pareja estable, la posibilidad de tener una vivencia diferente da alas a la pasión, al creerse enamorada, aunque se trate realmente de un enganche emocional. A cambio, sonrisas, regalos, buen trato… porque ambos son conscientes de que esta situación tiene un final anunciado. Este tipo de relaciones nacen fracasadas.

Según expertos sexólogos, la etapa de encantamiento dura entre dos meses y dos años. Tras esto los hombres tienden a volver a sus hogares, con su familia. Con la madrastra de Blancanieves, según la imagen proyectada por el marido a la amante de su propia esposa. Con esa mujer con la que apenas había ya comunicación o no sabía satisfacer sus deseos sexuales. Al fin y al cabo, todos anhelamos una relación estable, el calor del hogar.

Ventajas de ser “la otra”

– Te llevas lo mejor de ellos. Las buenas caras, gestos, actitudes, el buen humor y las sonrisas las gastan siempre con la amante. Las extravagancias y vicios ser reservan para la dulce esposa. Además, no dan quebraderos de cabeza. Nada de quejas sobre el trabajo, el no llegar a fin de mes o los problemas con los hijos. A lo sumo, hablará de su mala esposa y su sentimiento de incomprensión.

– El sexo será espectacular. Como no se dispone de todo el tiempo del mundo, cualquier momento es bueno para un encuentro inolvidable, ya que nunca se sabe cuándo será la próxima vez. Además, el morbo que da intentar que la gente no se dé cuenta aumentará la excitación entre los dos.

– Ni plancha, ni cocina, ni limpiar su rastro. La amante no plancha sus camisas, más bien las arranca y las deja hechas una piltrafa en algún rincón del hotel. Tampoco se dedica a poner su ropa interior en remojo, ni tiene que frotar esas manchas rebeldes que se resisten a desaparecer. Y mucho menos tiene que comerse la cabeza, día tras día, para ver qué le hace de comida.

Para eso están los restaurantes recónditos y con encanto donde se suele acudir para dar rienda suelta a la pasión. Y si algún día deciden preparar algo en casa (de ella, por supuesto), el ir al mercado y seleccionar las mejores fresas con lo último en champán, se convertirá en todo un placer.

– Ni ronquidos, ni pijama de felpa. Son tan pocas las noches compartidas, que se aprovechará el tiempo para todo menos para dormir. Y si por un causal el sueño vence, Morfeo se encargará de convertir sus ronquidos en un dulce suspiro. Por manta sus pieles y al despertar un tierno beso en los labios y unos ‘buenos días mi amor’ se convertirá en el mejor desayuno.

Después una buena ducha compartida les dará las energías necesarias para afrontar un nuevo día, con una sonrisa. Nada de ‘sal de una vez que ya llevas una hora dentro y yo voy a llegar tarde’, ‘recoge el poco pelo que te queda de la ducha’ o ‘¡cierra el grifo del agua fría!’. Lo único que se oirá es la respiración de ambos provocada por el contacto de vuestros cuerpos enjabonados, mientras el agua no deja de caer.

– Nunca tendrá que soportar a la ‘bruja’ de la suegra. Ni a esos insoportables sobrinos, primos y demás familia, caracterizada por su don del oportunismo, que aparecen allí cuando no han sido invitados.

– Nada de vacaciones en el ‘maravilloso pueblo’ donde pasó su infancia. Tampoco tendrá que esperarle pacientemente mientras termina “su reunión” con sus amigotes. A ti te espera París, la ciudad del amor, Ámsterdam, la ciudad de las risas y un mundo entero por descubrir.

– Tu casa y tu vida te pertenecen. La decoración correrá de tu cuenta y a él siempre le parecerá maravilloso. Tampoco tendrás que dar explicaciones de tu vida. Con quién entras, con quién sales, quién te llama a las dos de la mañana o en qué te gastas tu dinero.

Puedes serle infiel, sin ningún tipo de remordimientos. Él lo está siendo con su esposa y quizás con alguna más… Sin sentimiento de culpa, sin engaños, sin presiones de ninguna clase.

– Nunca vestirás de blanco, pero te hará sentirte como una reina cada vez que esté contigo. Los momentos en los que esté contigo, realmente querrá estar contigo. No hay cabida para el engaño, la irrealidad de una aventura se convierte en lo más auténtico de la vida, sin los cinismos y obligaciones que en ocasiones generan las relaciones oficiales.

– Cuando la rutina irrumpa en vuestra vida, la relación habrá muerto. Si los problemas invaden su intimidad y sus cinco sentidos se desliguen del arte exquisito de la seducción es hora de hacer las maletas y decir adiós.

Fuente: estaentodo.com

diciembre 16, 2008

Relato Erotico:»UNA DE PIRATAS»

Filed under: encuentros, Ocio — Etiquetas: , , , , , , — amadelanoche @ 10:41 pm

Acabo de encontrar un relato erótico bastante interesante.Es posible que a muchas no les guste,sobre todo por que ,en la web donde se encuentra, está en la categoria de «No Consentido».Para las que sí, espero que lo disfruteis.
«Relato enviado por

Hannah no supo lo que estaba pasando hasta que su confidente, amiga y, por qué no decirlo, sirvienta, entró a su camarote sin siquiera llamar a la puerta. Fue el gesto descuidado, impropio de Nicolette, lo que llamó su atención y le hizo saber que algo no iba bien décimas de segundo antes de que su coetánea francesa pronunciase las palabras más temidas: Nos atacan.

Y no es que Hannah estuviese acostumbrada a los ataques precisamente. No era la primera vez, de acuerdo, pues de tanto en tanto tomaba un navío para visitar a su padre, uno de esos hombres con demasiados doblones y demasiados pocos cojones, que jamás abandonaba sus dominios ni para ver a su querida hija. Ni siquiera cuando ésta iba a ser desposada.

No era la primera vez, decía, ni iba a ser la última por cierto, pero eso Hannah aún no lo sabía y hasta aquel entonces había salido bien parada de todo intento de asalto. No en vano custodiaba a la joven una tripulación lo suficientemente numerosa como para no temer ataque alguno salvo el del Arado Oscuro, buque insignia de la piratería caribeña, que llevaba sin embargo largo tiempo en paradero desconocido y cuyos objetivos rara vez eran un barco no mercante.

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Shawn Crowsword, capitán del Arado Oscuro, contemplaba más allá de la espesa bruma la embarcación propiedad del Duque Wallace. Ya hacía cuentas de las ganancias del día. La riqueza del noble no le era ajena a nadie y su navío llevaba demasiado tiempo en dique seco. Hoy volverían a la luz, volverían a la boca de los borrachos de las tabernas, volverían a protagonizar rumores y susurros. Hoy golpearían de nuevo y Shawn sabía cómo hacerlo.

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El Intrépido, a bordo del cual se encontraba Hannah, no opuso excesiva resistencia a los ataques a larga distancia del Arado Oscuro. Ni una sola bala de cañón perforó su casco, mas la huida era imposible. El corsario ya tenía un pie en su cubierta antes de que alguien gritara aquello de ¡zafarrancho de combate!. Pronto El Intrépido se convirtió en el campo de batalla de una contienda que fue demasiado breve. Sobrepasados en número, talento y ganas, el azul y rojo inicial pasó a ser una marea negra que arrasó con todo y accedió a los niveles intermedios del barco cuando Crowsword aún no había dado la orden.

Por aquel entonces Hannah y Nicolette ya estaban lo suficientemente asustadas como para temer por la seguridad de los varones que estaban librando la batalla. La británica se preguntaba cuánto le costaría el rescate a su progenitor, y si no demoraría deliberadamente su pago. La gala, si alguien pensaría que aún era necesaria con vida o si por el contrario pronto habría de despedirse de su señorita.

Cuando siete bucaneros irrumpieron en el camarote y las encontraron abrazadas y aterrorizadas, no hubo una sola alma que no pensara durante un instante en el sexo. Demasiado tiempo en alta mar para los piratas, demasiado tiempo, toda su vida de hecho, sin nada de acción bajo la falda para Hannah. El caso de Nicolette era bien distinto, como podrían haber dado fe unos cuantos soldados de los que yacían en cubierta.

Uno de ellos agarró del cabello a la francesa y se la llevó a rastras sin mediar palabra. Otros dos le siguieron. Los cuatro restantes apenas podían evitar babear mientras observaban a la presa. Afortunadamente para la vida de los otros tres, Mark Lobster era uno de esos cuatro, y sabía que el mejor tesoro siempre era para el capitán.

Hannah, obviamente, no era consciente de este tipo de premios jerárquicos. Un mar de dudas ondeaba entre las paredes de su cráneo. Hannah tenía veintidós años, y su cuerpo llevaba más de seis pidiéndole guerra. Ya casi se había resignado a entregarse a un insípido noble al que la vendiera su padre, y de buenas a primeras se abría ante ella un nuevo camino, en forma de cuatro piratas de dudosa higiene y nulo atractivo. Ni siquiera sabía si debía excitarse o no, si debía oponer resistencia o dejarse hacer. Al final pudo más su sentido común, o precisamente pudo menos, según se mire, y optó por lo primero. El momento de duda había pasado para siempre y tenía claro que no quería que su primera vez fuera con cuatro de una sentada, y menos con esos cuatro.

En cualquier caso, Hannah sólo consiguió cansarse, y cansar de paso a Mark, quien le dio un bofetón con el revés de la mano para dejarla más calmadita. Ataron a Hannah en su propia cama, las extremidades apuntando hacia los vértices para dejarla abierta en forma de equis. Hannah rompió a llorar al darse cuenta de que su suerte estaba echada, de ahí que se sorprendiera muchísimo cuando a una señal de Mark los cuatro piratas la dejaron de nuevo en la soledad de su camarote.

Shawn no se hizo esperar. Supo por Mark que la joven le «esperaba» en su camarote e hizo lo posible por adecentarse un poco. Sólo hay una oportunidad de causar una primera buena impresión. Shawn era, con mucho, el hombre más atractivo que había pisado jamás el Arado Oscuro. Mientras que entre sus muchachos había de todo, y no se esforzaban en absoluto por estar presentables, Shawn tenía alma de conquistador.

Lo primero que vio al entrar fue a la propia Hannah, su voluptuoso pecho subiendo y bajando debido al esfuerzo realizado, en vano, para librarse de su cautiverio. Los rivales se observaron. Ella, con su rubio cabello largo y ondulado, dispuesto sobre sus hombros y bajo su espalda. Con su vestido blanco, sedoso, acabado en un escote que aprisionaba sus senos tras un lazo compresor, y un pañuelo negro que amordazaba su boca y la impedía gritar. Él, con su pelo oscuro, también largo, barba de un par de semanas, y ropas no demasiado andrajosas.

Shawn sacó un machete e, indeciso por el continuo movimiento pectoral de su prisionera, lo usó para levantar ligeramente su vestido y comprobar que no llevaba nada debajo. Hannah experimentó un estremecimiento al sentirse así observada por primera vez en su vida. Shawn divisó entonces las todavía visibles lágrimas derramadas por la chica, se acercó lo suficiente a sus mejillas como para poder ver las pocas pecas que adornaban su cara de recién salida de la adolescencia y las lamió para sentir su sabor salado. Hannah notó la diferencia en ese momento. Quien estaba enfrente no era un pirata más, sino un portento de la naturaleza que estaba a punto de robarle su virginidad. Y se alegraba profundamente de que así fuera.

Por fin el pecho de Hannah pareció calmarse, y Shawn dirigió su cuchillo hacia ese mágico desfiladero. Lo deslizó por debajo del lazo que cerraba su vestido, y Hannah pudo sentir el contacto del frío acero entre sus dos globos carnosos. Instintivamente se agarró con las manos a las cuerdas que la inmovilizaban, gesto que no pasó por alto el corsario. Tiró de su cuchillo hacia arriba, disfrutando por unos segundos de esa leve presión prolegómeno de lo inevitable. Hasta que el cordel dijo basta, se rasgó y abrió el vestido como una flor, desbordando así las enormes tetas blancas de Hannah, cuyos pezones erectos ya evidenciaban estar más que preparados para pasar un buen rato.

Shawn aplicó la parte plana de su cuchillo sobre los pezones de Hannah. Esta vez un gemido escapó inequívocamente de su boca, traspasando el pañuelo y llegando a los oídos del pirata. Era todo cuanto necesitaba oír para ponerse en marcha. De súbito, la lentitud y paciencia con que se había movido hasta el momento se tornó desmedida decisión para rasgar de arriba abajo el vestido de la doncella, lanzar el machete a un lado del camarote y enterrar su cabeza bajo el rubio felpudo que se le presentaba.

Shawn comió el coño de Hannah con inusitada voracidad. Ella ya hacía tiempo se había sumergido en un desconocido abismo de placer. Las cuerdas se quedaban cortas y sus manos ya no sabían dónde asirse. Las de Shawn, por el contrario, estaban bien atenazadas a la parte superior de las piernas de Hannah, mientras sorbía con deleite los jugos que comenzaban a destilarse por el mejor conejo que había probado en su vida.

Hannah llegó al orgasmo antes de que Shawn demostrara de qué era capaz con las manos. La chica no estaba para nuevos experimentos; su primera incursión sexual había sido más que satisfactoria y todavía quedaba el segundo plato. Shawn se desnudó y Hannah comprobó que no se había equivocado. El cuerpo del pirata se había endurecido a golpe de combate y abordaje. No había sitio alguno a donde mirar en donde no se encontrara alguna herida de guerra, y no había sitio alguno a donde Hannah hubiera querido mirar más allá de la impresionante verga que se hallaba apuntándola directamente a ella. Casi dudó cuando vio el tamaño de aquello que tenía que caber en su lugar menos expedito, pero atada como estaba, sus dudas poco importaban.

Sin embargo Shawn tenía algo mejor que ofrecerle. En lugar de subirse a la cama, la bordeó por el lado izquierdo, extendiendo su mano derecha hacia el clítoris y utilizando los dos primeros dedos para introducirse en ese espacio virginal. Hannah volvía a moverse, siempre buscando el máximo placer, cuando el capitán utilizó su otra mano para liberarla del pañuelo que la impedía gritar… y tragar.

– Ahora que estás en deuda conmigo, quiero que me demuestres qué sabes hacer con esa boquita tan blanca –le dijo-.

Hannah podría haber tenido ganas de protestar en algún otro momento, pero no ahora, no mientras una mano experta la estaba acercando al segundo orgasmo compartido de su vida. Se metió aquella polla en la boca sin rechistar, utilizando su intuición para hacer aquello que creía que tenía que hacer. Dada su posición, no lo tenía fácil para hacer avanzar y retroceder su cabeza, deslizándola por el magnífico tronco que tenía entre los labios, pero suplía esa carencia con un portentoso ejercicio de succión que provocó que el corsario se corriera en su boca mucho antes de lo que ella suponía. Tan inesperada para los dos fue la corrida que a Shawn no le dio tiempo de sacarla de la boca para embadurnarle la cara con su esperma, su práctica preferida, y ella se vio obligada a saborear cada una de las descargas de leche que le eran ofrecidas.

A juzgar por su empeño en seguir chupando, le gustó.

La polla del pirata necesitaría un tiempo para volver a entrar en el juego y éste sabía muy bien a qué lo dedicaría. Ese par de melones aún no había sido manoseado, lamido y pellizcado como tocaba y se iba a encargar de arreglarlo ahora mismo. Hannah estaba desperada, pues el orgasmo del capitán y el consecuente descuido de la mano que trabajaba su coño había llegado justo cuando a ella no le quedaba nada para correrse de nuevo, así que decidió que lo mejor para los dos sería complacer a su invitado en todo lo que pudiera. Y podía, vaya si podía. Shawn se tomó su tiempo y aunque difícil, consiguió no dejar un centímetro de piel sin recorrer en esas dos enormes tetas. Su polla estaba a tono de nuevo y la insertó como pudo entre las tetas, sujetándolas de los pezones con el pulgar y el índice, manejando la situación y consiguiendo la presión adecuada. Así estuvo un tiempo, follándose las tetas de Hannah mientras la miraba fijamente a los ojos, mientras ella destrozaba su labio inferior con los dientes deseando que esa polla pasara a ocupar un lugar más caliente. Desde luego Shawn no quería correrse de nuevo sin haberla penetrado, motivo por el cual se quitó de allí encima y se puso de nuevo entre las piernas de Hannah.

La doncella pronto iba a dejar de serlo. Estaba a mil y pensó que probablemente se correría antes de que el capullo del capitán destrozase el himen. Pero no fue así, porque la penetración no fue suave ni pausada. Fue más bien un pollazo que consiguió juntar testículos y labios vaginales antes de que Hannah se hiciera cargo de la situación. Liberada de su mordaza, no pudo ni quiso evitar soltar un grito desgarrador que se oyó probablemente hasta en cubierta.

Fue sólo un espejismo, causado más por la sorpresa que por el dolor. El coño de Hannah estaba tan mojado que Shawn podría haber metido su mano si hubiera querido con idéntico resultado. La chica gozaba como nunca en su vida lo había hecho, y Shawn no tuvo que repetir demasiadas veces el movimiento antes de sentir cómo el coñito que se estaba follando comprimía su polla hasta el límite de hacerle estallar también a él en su segundo orgasmo.

El corsario bajó de la cama y desató a su compañera de juegos. La besó en la frente, cogió su ropa y salió sin vestirse. Hannah contemplaba su escultural cuerpo aún extasiada por lo que acababa de sucederle. Tenía marcas en las muñecas y los tobillos debido a sus propios movimientos convulsivos, pero no cabía duda de que habían merecido la pena.

Ésas eran sus propias heridas de guerra. «

7 besos eroticos

Filed under: encuentros — Etiquetas: , , , , , , , , — amadelanoche @ 8:45 pm

La forma de besar señala mucho de la persona. Puede hacer continuar una relación o terminarla tras el primer encuentro. Por tal motivo, es mejor prevenir, mucho más si la persona que se ha conocido reúne las condiciones necesarias que atraen y lo único que falta probar es la manera en la que besa.

Dicen aquellos que se guían por las experiencias, que hay siete maneras de besar que son las más eróticas.

– Beso de lado: el más conocido por todos. Es aquel en el que las cabezas se inclinan en direcciones opuestas para no chocar.

– Beso inclinado:

Mientras uno de los dos inclina la cabeza hacia atrás, el otro lo sujeta por el mentón mientras le besa. Se define como un beso tierno y dulce.

– Beso broche:

Uno de los dos sujeta con los labios los de su pareja. También se le llama beso tornillo.

– Beso pasión:

Se da en la comisura de los labios. Es tierno, dulce y sensual.

– Beso ambulante:

No solamente se centra en los labios del otro, sino que viaje por las partes del cuerpo que más excitación despierta.

– Beso apasionado:

Ambos protagonistas se besas, mordisquean y juegan con sus lenguas.

– Beso palpitante:

Uno de los dos deposita miles de besos pequeños en los labios y comisuras del otro. Un comienzo dulce para terminar de la manera más salvaje.

Aunque el beso es intuitivo, es bueno tener en cuenta unos consejos vitales antes de besar, sobre todo por primera vez a una persona con la que se quiere intentar una duración duradera.

– Prestar especial atención a la higiene bucal y mal aliento.

– Adoptar una buena postura ya que es esencial demostrar seguridad y confianza.

– Un buen beso va acompañado de las manos. Lo ideal es acariciar tiernamente a la pareja o sujetarla con fuerza.

– Utilizar la lengua con discreción hasta conocer los verdaderos gustos de la pareja.

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